LUNES POR LA MAÑANA
Lunes por la mañana, mi vista se dirigía sin cesar por la habitación mientras mi mente luchaba por no rendirse a la somnolencia. De repente, me centré en un individuo de la calle. Iba vestido de negro y su media melena azabache le cubría la cara casi por completo.Repentinamente se paró ante el Martínez Uribarri, mi instituto, e hizo un gesto que me extrañó mucho, extendió los brazos con las palmas abiertas, como si quisiera empujar el edificio. Parpadeé un par de veces y a la tercera empecé a notar un calor muy intenso a mi alrededor. Al abrir los ojos me encontré con el edificio envuelto en llamas y yo viéndolo desde fuera, me miré y estaba vestida de negro. Ahora el chico extraño era yo, quizás si él fue capaz de encender el fuego, yo pudiese apagarlo…
Extendí mis brazos ante el edificio y lo recordé tal y como era antes. Sin esperarlo, comencé a sentir una energía completamente desconocida para mi y vi el fuego regresar a mis manos.
Después de eso mi consciencia me abandonó y todo quedó a oscuras.
Un sonido familiar vino a mí, arrancándome de las garras de Morfeo.
Por: Beatriz de Suabia
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