Microrrelato de EVHEBA
Nunca pude ver, ni contemplar a mis seres queridos, ni siquiera observar el entorno que me rodeaba.
Jamás vi el maravilloso e inmenso mar, ni el denso y espeso bosque.
Mis compañeros de colegio siempre me trataron bien, les impresionaba lo nuevo, lo diferente.
Me acuerdo del recibimiento de mis compañeros en mi nuevo instituto, el I.E.S.Martínez Uribarri,
fue sorprendentemente agradable y cálido, como si al fin tuviese verdaderos amigos que no se
movían por la curiosidad.
Pero entonces pasó lo que siempre temí que pasaría, mis amigos más cercanos se empezaron a
burlar de mi irreversible e incurable problema. ¿Cómo lo oscuro se podía volver más oscuro aún?
Ahora estoy sentado en mi aburrido sillón, leyendo el mismo libro en braille una y otra vez.
¿Cómo serán los colores que mi esposa me intentó describir con tanto ahínco?
¿Cómo serán los ojos desbordantes de infinita belleza de mi hija, los cuales tanta gente admiraba?
Y es que, antes de irme a dormir siempre pensaba en la vida como si fuese mi canción favorita,
creía que había que disfrútala en todo momento, pasase lo que pasase. Lástima que, como toda
canción, se acabó terminando.
POR: EVHEBA
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