Palabras mudas
Nunca me han gustado las despedidas. De hecho, me gustaría
haber estado en cualquier otro lugar. Incluso en el IES Martínez Uribarri.
Y es que no puedo predecir el futuro ni nada parecido . Pero
pude saber que ese extraño ser al que yo tanto quería iba a dar su último
suspiro, y fue lo que me quitó el aliento. Tendría que despedirme y volví a
presuponer que no sería fácil. Y si… nos veríamos allí arriba, aunque dudo que
compartamos el cielo con otra especie. El egoísmo humano está subestimado.
Pero lo que realmente me preocupaba era si una vez antes de
dejarnos, tendría miedo. Con este pensamiento reconcomiéndome me acerqué a él y
le agarré su patita peluda. Y por primera vez nos lo dijimos todo sin
pronunciar palabra. Sentí que mis lágrimas caían rozándome suavemente la cara
al mismo tiempo que sus ojos verdes me observaban con nostalgia. Creo que él
también sabía que sería la última vez, que como muchas veces antes, le daba un
beso entre sus orejitas. Lo que pensé en el último instante junto a él fue en
cómo mi gato había podido decirme “Te quiero”.
Por: Alma
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